• Dolor agudo: respuesta a un estímulo nociceptivo derivado de una lesión, infección o enfermedad. Es un síntoma biológico pasajero, de alarma que pone en marcha mecanismos de protección y curación. La topografía y el tipo de dolor permiten localizar la patología subyacente, cuyo tratamiento es prioritario. Si la causa es diagnosticada, tratada y curada, el dolor desaparece.
Dolor agudo rápido o primario --> fibras A delta
Dolor agudo lento o secundario --> fibras C
Al disminuir o suprimir con el tratamiento el dolor agudo, se reduce también el aspecto protector del mismo. Es conveniente advertir al paciente que no reanude la actividad antes de la curación de la patología subyacente.
• Dolor crónico: no es un simple dolor agudo que se prolonga. Puede haber comenzado como dolor agudo y seguir después de la curación, pero sin relación aparente con la alteración causal. No hay relación entre la importancia del estímulo nociceptivo y la intensidad del dolor, esto puede llevarnos a etiquetar erróneamente al paciente de neurótico o simulador.
Para considerar a un dolor como crónico debe cumplir con:
1. Causa dudosa o no susceptible de tratamiento
2. Tratamientos ineficaces
3. Dolor persistente por más de un mes después del tiempo razonable de curación
El dolor crónico puede ser moderado o intenso e invalidante, durar meses o años y producir cambios significativos a nivel emocional y psíquico que afectan la conducta y la calidad de vida del paciente. Se suele acompañar de alteraciones del sueño, fatigas crónicas, ansiedad, depresión, trastornos intestinales, disneas, migraña, hipotensión, etc.
Su fisiopatología comprende mecanismos de sensibilización periférica o generación de impulsos y cambios neuroplásticos centrales.
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