Pone de manifiesto una fractura en el esqueleto del pie. El paciente se encuentra en posición decúbito supino, sus pies sobrepasan la camilla. El examinador sostiene con su mano cefálica el tobillo en ángulo recto mientras con la yema de los dedos 2º y 3º de su mano caudal golpea las cabezas y cuerpos de los metatarsianos. Posteriormente, en flexión dorsal máxima se golpea el calcáneo.
La prueba será positiva si la provocación de dolor en el lugar de la lesión es indicativa de fractura.
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